lunes, 16 de junio de 2008

JORNALEROS INDÍGENAS MIGRANTES DE LA REGIÓN DEL TOTONACAPAN


En la Sierra Norte de Veracruz ni la caña ni la piña ni los cítricos tienen precio. Lo que más ha producido el campo son migrantes, debido a los recortes presupuestales. Veracruz. Según el INEGI, este estado contaba, en el 2000, con casi 7 millones de habitantes, de ellos tres cuartos de millón eran indígenas. Cifras que hoy en día no existen.

Los flujos de migración se dan mayormente hacia el extranjero, pero también en la propia región y entre distintas áreas de la República, del campo y la ciudad hacia las zonas industriales. Esto se debe básicamente a la implementación de proyectos de desarrollo desequilibrantes y pasajeros. Estos flujos de migración se traducen en el rompimiento del tejido social, en la pérdida de la identidad, en la generación de cinturones periféricos de miseria, en la creación de una economía familiar dependiente de las remesas de quienes emigran y en abandono del campo, entre otras.


Encontramos, por otro lado, que los derechos para preservar y conservar nuestra cultura, la lengua, los usos y costumbres de nuestros pueblos no son promovidos, respetados y valorados, ya que la problemática presentada en nuestras comunidades es seria y alarmante. De manera concreta podemos enumerar lo siguiente: la masificación e imposición de otra cultura por parte de los medios masivos de comunicación, las fiestas populares de las comunidades indígenas y rurales han perdido su significado ancestral y trascendental, incorporando a ellas costumbres provenientes de otros países; esto trae como consecuencia otra forma de relacionarse en las comunidades. La lengua materna de los pueblos indígenas ya no se habla y de parte del gobierno no existen apoyos serios para el fomento y la preservación de dichas lenguas, lo cual es un derecho que está obligado a procurar. Otra situación alarmante es la pérdida de identidad como resultado de este devastador fenómeno, la migración de muchas personas de las comunidades indígenas y rurales a las grandes ciudades de nuestro país, así como a los Estados Unidos. Los partidos políticos y las sectas protestantes con sus acciones han dividido al pueblo en relación a usos y costumbres como son la elección de parte de la comunidad de sus autoridades, así como a la preservación de su lengua, sus costumbres y tradiciones.


Cabe mencionar que, el trabajo agrícola de México ha generado 3.4 millones de jornaleros empobrecidos de los cuales un millón de esta cantidad son migrantes. De los cuales se hace la siguiente clasificación:


Los jornaleros agrícolas se clasifican en migrantes locales o asentados. Entre los primeros se encuentran los “pendulares” esto es, que salen periódicamente de sus lugares de origen durante lapsos de 4 a 6 meses y que al término de la temporada agrícola regresan a sus comunidades y por otro lado, están los jornaleros migrantes “golondrinos”, quienes recorren diversas zonas de trabajo durante todo el año, enlazando empleos en diferentes tipos de cultivo”.


Uno de los municipios que más ha sufrido los estragos de la migración es el de Cazones. Los precios de las producciones agrícolas en este municipio no han sido suficientes para sostener la economía, ya que se maneja casi siempre por el sistema de coyotaje, en donde existe un intermediario que compra y revende el producto, como en el caso de la naranja que se planteaba como una alternativa en épocas posteriores, sin embargo hoy las cosechas sólo permiten un margen pequeño de utilidad; en el caso del maíz su producción es baja y su comercialización resulta insuficiente, entonces esto provoca que los índices de desempleo y subempleo crezcan y conlleven a la reflexión. 5857 habitantes están considerados como población económicamente activa y de la cifra total del 2001 de 23,813 habitantes, el 75.78% viven en condiciones de hacinamiento. Esto ha provocado una decreción demográfica, como la migración y la falta de apoyo a la producción local. Esta decreción se está convirtiendo en un fenómeno continuo en donde los migrantes han tenido que irse hacia los Estados Unidos como a las ciudades de Monterrey, Reynosa y el Distrito Federal.


La migración conlleva implícita la idea de muda, cambio y ello implica reestructurar el mundo de los jornaleros mexicanos totonacas, en este el traslado voluntario a contrapelo, produce sin lugar a duda un choque cultural de doble ligadura, tanto para el totonaca que construye su universo a partir de un mundo simbólico mágico-religioso, con una estructura determinada pro sus costumbres, y por el otro la sociedad que recibe esta recepción se ve aunada al sentimiento de desplazo, de intrusión y lo no privativo de esta cultura ya que en México aun se reproduce este sentimiento de desplazo traducido en odio, marginación o vituperación.


En el migrante extranjero connota una diferencia sustancial en cuanto a prácticas culturales así como a opciones laborales. A esto se suma los aportes culturales que implica la llegada de nuevas prácticas culturales que en algunos de los casos se integran al cotidiano del país receptor e integran al migrante a la adaptación dinámica social a la cual ha llegado.


Por lo tanto, es bien mencionado que la migración avanza día a día y se ha planteado la necesidad de generar una iniciativa en donde se destine a través de la federación una partida especial en la cual se asignen a los ayuntamientos recursos para favorecer la participación ciudadana y se privilegie la organización comunitaria, como prácticas que conlleven como objetivo fundamental el arraigo de sus habitantes y a su vez el fortalecimiento de sus familias, para que poco a poco se vaya contrarrestando con este fenómeno, la migración, y se viva en su lugar de origen trabajando y obteniendo lo necesario para no salir de la región o país hacia otros lugares que tienen una forma de vida distinta y que pudiese influír en su forma de vida a la cual a están acostumbrados, cambiando en casos extremos su cultura.


Esto se está convirtiendo en un fenómeno continuo, en el 2001 se registró un total de 360 migrantes tanto a Estados Unidos como a las ciudades de mayor desarrollo como es Monterrey Reynosa o el Distrito Federal. Véase la siguiente gráfica.

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