Los voladores empleaban un palo tan alto que llegaban al suelo tras trece vueltas, número que, multiplicado por los cuatro voladores, da 52, que es el número del ciclo del calendario mesoamericano. La rotación de los aparatos simboliza el movimiento de los astros, en especial el del sol.
Se cree que fue durante la época de dominación mexica cuando se introdujo la combinación de elementos rituales, es decir, la música como ofrenda y la danza de cuatro participantes que vuelan cabeza abajo, con los brazos abiertos, disfrazados de las aves asociadas al sol: guacamaya, águila, quetzal y calandria, además del quinto danzante, que suele realizar su danza en la punta del palo que sirve de soporte al ritual.
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